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El pasado 3 de julio se inauguraron las Jornadas de Encuentro de Jóvenes Sordociegos de España, un evento organizado conjuntamente por la Secretaría de Estado de Servicios Sociales y FASOCIDE. Estas Jornadas, que se desarrollaron hasta el 7 de julio en la Región de Murcia y, concretamente, en la localidad de San Pedro del Pinatar, persiguen la creación de un espacio temporal sin barreras de comunicación ni movilidad y facilitador de la interacción con otros iguales, que busca paliar, de alguna manera, las debilidades sociales a las que se enfrentan los jóvenes sordociegos, ayudándoles en la construcción de su propia identidad y potenciando su autonomía y sus capacidades.

Las Jornadas se iniciaron con un acto de apertura en el Ayuntamiento de Murcia, donde destacó la intervención de Sergio Romero García, un chico sordociego que, pese a no tener movilidad en la mayor parte de su cuerpo y presentar una falta de sensibilidad del pecho para abajo, lanzó un mensaje de superación y motivación para los jóvenes sordociegos. A este acto le siguió una visita por la ciudad de Murcia y otra visita al Museo de la Huerta, en Alcantarilla, donde los jóvenes sordociegos pudieron disfrutar de la tradición y costumbres de la Región a través del tacto.

El jueves empezó con una actividad acuática de paddel surf totalmente adaptada por la Asociación Océano Libre para el colectivo de jóvenes sordociegos. Esa tarde, la Delegación de Participación Ciudadana en Murcia impartió un taller sobre seguridad en las redes sociales, a las que los jóvenes sordociegos cada vez tienen un mayor acceso gracias a la ayuda de las nuevas tecnologías.

Una visita al Centro de Visitantes Las Salinas ocupó la mañana del viernes, un espacio natural donde los jóvenes sordociegos pudieron disfrutar a través del tacto, el olfato y el gusto. Por la tarde, la Asociación Estatal Discapacidad y Sexualidad impartió un taller sobre sexualidad y discapacidad, un taller que permitió a los jóvenes sordociegos aprender a aceptarse a sí mismos y adquirir una mayor educación en una materia en la que abundan los tabúes. Una sesión de yoga combinada con cuencos tibetanos, una tarde de playa en La Manga y una cena de despedida en el hotel Arena dieron término a estas apasionantes Jornadas.

En todo momento, los jóvenes sordociegos estuvieron acompañados por guía-intérpretes, profesionales que hicieron que las Jornadas, ese espacio donde los jóvenes sordociegos disfrutaron de actividades formativas, culturales, de ocio y tiempo libre, se desarrollaran en un entorno libre de barreras comunicativas y de movilidad. En ese entorno, un entorno totalmente adaptado, los jóvenes sordociegos se acercaron un poco a su propia identidad relacionándose entre iguales y, por un tiempo, conectaron con un mundo inclusivo a través de sus manos.

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